REFORMA EDUCATIVA. Con el revuelo que se ha hecho por los “errores que no se pueden permitir” en los manuales escolares -en palabras del presidente Vizcarra- casi no se ha prestado atención a los resultados de las evaluaciones realizadas por el Ministerio de Educación (Minedu) a escolares de segundo y cuarto año de primaria, y segundo de secundaria, a nivel nacional, en noviembre del año pasado.
Para comprobar si la reforma educativa está incidiendo en el rendimiento de los estudiantes, hay que contrastar los datos con los de 2016, ya que en 2017 no se realizó ninguna evaluación. Y las cifras muestran una mejora, aunque no muy significativa. Lo que permanece sin cambios es que los estudiantes urbanos superan a los de las áreas rurales, y que los de Tacna y Moquegua superan a los del resto del país, especialmente en matemáticas.
De hecho, más de la mitad de los estudiantes de cuarto grado en ambos departamentos obtuvieron un puntaje “satisfactorio”: han aprendido lo que se espera y están listos para el siguiente nivel. A Tacna (60,1%) y Moquegua (52,6%) les siguieron bastante lejos Arequipa (43,1%), Callao (38,6%) y Junín (38,2%), mientras que los peores resultados correspondieron a Ucayali (10,8%) y Loreto (5,9%). ). Este liderazgo también se observa en comprensión lectora: por encima del 50% para los estudiantes de Tacneño y Moquegua, por debajo de ese umbral para los demás.
Le corresponde al Minedu analizar por qué la docencia en estos dos departamentos difiere de la impartida en los demás y qué lecciones se pueden aprender para aplicar esa experiencia a nivel nacional, especialmente para reducir la diferencia con quienes ocupan los lugares más bajos. Puede ser conveniente montar una mesa de trabajo, la cual tiene entre sus funciones determinar la conveniencia de posponer hasta el 2020 la evaluación de los docentes y la utilidad de cambiar, de números a letras, las puntuaciones que se asignan al desempeño de los estudiantes. .
Como mencionamos, los resultados generales no muestran un avance muy significativo en el puntaje “satisfactorio”. Para el cuarto grado, pasó del 25,2% al 30,7% en matemáticas y del 31,4% al 34,8% en lectura. Lo que llama la atención es el declive de la lectura en la educación en la lengua materna y en el español como segunda lengua. En secundaria (se evaluaron estudiantes de segundo año), los resultados siguen siendo muy pobres: apenas mejoró del 11,5% al 14,1% en matemáticas y del 14,3% al 16,2% en lectura.
Está claro que la reforma educativa necesita un fuerte impulso. Los resultados distan mucho de ser satisfactorios. El Ministerio de Educación, más que fijarse en los sueldos de los docentes, debe recuperar la brújula y buscar la calidad de la enseñanza para los estudiantes.