• “Esto no era solo una escuela, en realidad era una familia para nosotros”, dijo cuando también conoció a seis compañeros de estudios.

La ministra de Educación, Flor Pablo, tuvo un emotivo reencuentro con dos de sus maestras de primaria de la escuela N° 2025, de la cuarta zona de El Progreso, en Carabayllo, y con seis compañeros de estudios.

Pablo, quien visitó inesperadamente la escuela con motivo del Día del Maestro, se emocionó hasta las lágrimas al abrazar a sus maestras Juana Anaya Barrientos y Carmen Flores Mendoza y también a sus excompañeros, a quienes no esperaba encontrar allí.

“Esto no era solo una escuela, era una familia para nosotros”, dijo el ministro al evocar con ellos los gratos momentos vividos en la escuela, que en ese momento no estaba hecha de material noble sino de esteras y acogía a los alumnos que en la mayoría eran hijos de provincianos recién llegados a la capital.

La ministra recordó especialmente a su maestro Ricardo Villanueva, y dijo que él les enseñaba no solo lo que estaba en el plan de estudios sino también a sentarse, comportarse, comer y bailar porque jugaba con los alumnos y los animaba a tener siempre una buena convivencia escolar y integrados para que pudieran crecer como una gran familia.

“La maestra siempre nos decía: Aunque vivan en un cerro, deben ser muy limpios y ser muy educados, porque vivir en una zona pobre no significa que tengan que ser descuidados. Uno tiene que tener metas y proyectos, dijo, y así todos nos dedicamos a estudiar y algunos éramos docentes, otros técnicos, pero sobre todo buena gente”, dijo.

“Eso es lo que realmente somos. El maestro Villanueva logró su objetivo. Logró unirnos, hacernos buenas personas y ser solidarios con los demás”, anotó.

Dirigiéndose a sus docentes, Pablo expresó su agradecimiento a todos los docentes del Perú por el trabajo que realizan con dedicación y profesionalismo “porque un docente deja huellas imborrables en la formación de nuestros alumnos y en la formación de cada uno de nosotros”.

Por su parte, la maestra Juana Anaya, quien ejerce la docencia desde hace más de 38 años, dijo sentirse muy orgullosa de ver a su ex alumna regresar a la escuela como Ministra de Educación.

“Le gustaban las matemáticas, bailaba mucho y escribía poesía”, dijo, mientras que la profesora Carmen Flores recordó que la pequeña Flor Pablo era “una alumna muy jovial, siempre con una sonrisa en los labios, muy estudiosa y muy solidaria”.

Al despedirse, la ministra pidió a sus docentes continuar con el compromiso de seguir formando buenas personas y buenos ciudadanos para hacer del Perú una sociedad más incluyente, armónica y tolerante.

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